Para la gran mayoría
leer no es más que quedar atrapado en la historia de un personaje, una conexión
que va más allá del contacto de la yema de los dedos con las páginas al
pasarlas o no querer bajar del vagón porque estás en la parte más interesante
del capítulo.
Pero hay otro tipo de
lectura que te invita a afrontar la realidad. Leer es saber vivir el momento
exacto en el lugar adecuado, interpretando el mundo tal y como es.
Cerré
el cuaderno y me dispuse a contemplar cómo la vida se abría paso ante mí.
Madrid parecía otra ciudad vista desde aquel remanso de paz y sosiego. A mis
pies quedaban las miles de personas que, ajenas a que estaban siendo observadas
desde la cornisa más alta, seguían con sus idas y venidas por el asfalto.
-
Nunca nos hemos visto en una igual.-Su voz me transportaba a otra dimensión. A
veces subíamos aquí para desnudarnos el uno al otro. Ella pintaba todo lo que
sentía y llenaba de color cada esquina. Yo me limitaba a escribir lo que su
compañía me dictaba. Era la personificación de las musas que llenaron de luz
otros tiempos dorados; Calíope, Erato, Euterpe, Polimnia, Urania...
-
¿Qué quieres decir? Siempre subimos aquí.-Me di la vuelta y le pregunté. El
misterio que a veces le rodeaba creaba en ella un aura diferente al del resto
de personas que había conocido.
-
¿Por qué eres tan diferente? El mundo es un bucle insaciable de indiferencia y
conformismo. Pero en cambio, tú debes de ser el último humano que de verdad
cree en la literatura como forma de vida.
-
¿Lo dices por esto?-Dije mientras señalaba mi cuaderno.
-
Sí.-Dejó de pintar y se sentó a mi lado.
-
Es tan fácil como lo que acabas de hacer. Mi inspiración no depende de que
escriba mejor o peor, sino de hechos como este. Por ejemplo, esa manera que has
tenido de venir a sentarte conmigo me ha recordado al vuelo de una mariposa en
pleno enero. Haces cada momento único y salvas mi mundo interno.
-
¿Tu mundo interno?
-
Sí. No va a venir un misterioso enmascarado a salvarnos. Somos nosotros los que
tenemos que ocuparnos de ello. La humanidad vaga errante en un desierto sin
brújula ni agua. Son personas como tú quienes me ayudan a encontrar el rumbo que
debo tomar para no perderme. Eres pura poesía; romántica y revolucionaria en tiempos
grises.
No
hizo falta más. Nos quedamos allí arriba, viendo cómo pasaba la vida mientras
intentábamos retenerla entre nuestros labios y nos salvábamos el uno al otro.
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