Teatro

Silencio.


Estoy solo en medio del escenario. Un foco me ilumina y el sudor frío me recuerda que tengo ante mí cientos de ojos expectantes de los que depende mi éxito (o mi ruina).


Soy incapaz de moverme. Olvido mi frase y descubro a mi mente en algún lugar lejos de esta sala.


El sonido de una tos seca me hace comprender que el público se está impacientando. De repente, mi conciencia vuelve a la vida y toma la palabra.


-Es fácil verlo todo desde fuera. Te sientas en la butaca que te asignan y ríes, lloras o te ilusionas con un guión definido esperando que todo sea fruto del azar. Si la obra es buena, la aplaudes, pero si es mala, te limitas a callar y te conformas con ver cómo pasan las horas hasta que cae el telón.


Noto cómo el apuntador intenta llamar mi atención con todo tipo de gestos desesperados. Mis palabras hacen que una mezcla de tensión y sorpresa se instale en cada una de las personas que han llenado el teatro.


Me giro hacia el lugar por el que he entrado a escena y me encuentro cara a cara con la mirada que me ha retado a vivir.


El instinto ha ganado la batalla definitiva a la razón, y, por ende, la guerra. Ignoro los murmullos que se han despertado y sigo hablando.


-¿Alguno de ustedes ha tenido la sensación de estar perdido en un túnel y no saber en qué dirección ir porque todo está oscuro? La vida no es lo que nos han vendido. Alguien me dijo alguna vez que la vida no es más que una enfermedad de la que nadie se cura. Así de simple y contundente. Pero, lejos de lo que parece, mi intención es invitarles a aceptarla tal y como es: nuestro único y verdadero billete a la felicidad.


Hago una pausa y puedo escuchar el silencio que ha inundado el auditorio.


-Cada uno de nosotros tiene su propio concepto sobre qué es la felicidad. Pueden estar tranquilos, no voy a intentar convencerles de nada. Simplemente, espero que me entiendan. Espero que entiendan que lo que estoy haciendo encima de este escenario rompe con todas las expectativas que tenían cuando compraron la entrada que les da derecho a estar ahí sentados. Esta noche han venido con la idea de disfrutar a lo largo de dos o tres horas de un espectáculo. Es así como empecé con el sueño que, en este mismo instante, estoy cumpliendo. Como todos, descubrí que en muchas ocasiones nada sale como se planea. Llegué a esta ciudad sin conocer a nadie. Me mantengo en un piso pequeño con lo básico y, aunque no se lo crean, puedo decir que soy feliz. Les hablo de algo que va mucho más allá de grandes lujos y fortunas tangibles. A diferencia de muchos otros, mi hogar no entiende de metros cuadrados. Bien podría estar en la habitación del motel más raquítico del mundo o en una mansión faraónica. Mi hogar tiene nombre propio y una sonrisa de infarto. Cuando uno tiene un mal día, lo único que desea es llegar a casa y olvidarse de la civilización hasta la mañana siguiente.  


Más silencio.
-Lo mismo pasa cuando la vida te sorprende y te das de bruces contra la realidad. Antes les hablaba de la odisea de estar en un túnel y no saber hacia dónde ir.
«Llegó un tiempo en el que perdí la fe en todo y lo único que quería era huir. Pero, ¿hacia dónde? No veía la luz que me indicase que estaba cerca del final. Todo eran pasillos y atajos que me llevaban a lugares más oscuros todavía. No existía Dios. No existía nada a lo que pudiese aferrarme.
Pero, justo en el momento en el que pensaba que esa vorágine de sombras me iba a engullir, vi algo que me invitó a levantarme.  
Una luz. No se trataba ni mucho menos de una salida. Era algo mejor. Me acerqué y descubrí el único faro que, hasta hoy, ha sido capaz de guiar a mis sentimientos en la bravura del océano.
Fue en ese instante cuando me di cuenta de todo. No me importaba encontrar la salida. Quedaba mucho túnel por recorrer. No me agobiaba el hecho de no encontrar el final. Lo que realmente me agobiaba era enfrentarme a los monstruos que habitaban en él solo.
Y ahora, sin más preámbulos, ¡qué comience la función!»

2 comentarios:

  1. Holaa :D
    Pero que interesante relato, en serio que todo lo expresas ahí siento que soy una espectadora más jaja y concuerdo con un anterior comentario de María Ángeles que "siempre es un placer leerte" Creo que así me sentiré dentro de poco que tengo una obra de teatro y sería caso distinto conmigo ya que lo mío nunca ha sido la actuación ni nada de eso. En todo caso, estaré esperando las reseñas de los dos libros que mencionaste :3
    Besitos ñ.ñ

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    1. Hola Kara!!

      Muchísimas gracias por el comentario y por tus palabras... Me siento muy agradecido de saber que la gente siente eso al leerme.

      Mucha suerte en la obra de teatro!

      Mañana intentaré subir al menos una de las reseñas!

      Muchos besos! :)

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